Dos poemas de la tizaquense Carmen Saavedra
HIMNO DE LA FLOR AZUL
¿Y sí todas las posibilidades caben en un sueño?
Sí la fracción kilométrica es minucia del universo
asumo con ardor de principiante
los colores
las hojas caídas y el flujo acuático
Despertaré con el pie derecho
a las seis de la mañana de cada siglo
rebelándome a los que no creen en las revelaciones
Me anunciaré la buena nueva:
habrá lugares a dónde podamos llegar
canciones para recordar
abrazos y calor para los despojados
Feliz y dolorosa
pondré tinta fosforecente a mis versos subterráneos
y nuevamente cantaré
de noche
en la calle
el himno de la flor azul
Sí la fracción kilométrica es minucia del universo
asumo con ardor de principiante
los colores
las hojas caídas y el flujo acuático
Despertaré con el pie derecho
a las seis de la mañana de cada siglo
rebelándome a los que no creen en las revelaciones
Me anunciaré la buena nueva:
habrá lugares a dónde podamos llegar
canciones para recordar
abrazos y calor para los despojados
Feliz y dolorosa
pondré tinta fosforecente a mis versos subterráneos
y nuevamente cantaré
de noche
en la calle
el himno de la flor azul
PARA QUIÉN ESTÁ DEL OTRO LADO
¿Puedes leerme ahora que no seré complaciente
contigo?
¿Puedes soportar mi rechazo a ser lo que crees
que debo ser
según el evangelio de los santos varones?
No nací para darte sentido
para que escribas o bebas por mi presencia o
ausencia
No nací para que dictes mi destino:
si seré para ti una puta
una aburrida
una musa –muda
una libre sin libertad
Es hora de cambiar
estos códigos enemistados
estos puentes que no hacemos
Mi deseo tiene nombre propio
soy mujer porque he decidido serlo
soy mujer que ama
en la calle
en la cama
en silencio
gritándolo en plazas
con los ojos
con la piel
Soy con tanto amor
que me sobran las etiquetas
los besos vacíos
Mi intensidad
se nutre de lo que no se ve
de esa ternura
tan escasa en estos días
Y te digo todo esto
para saber si el puente se compone
si desciframos o hacemos nuevos códigos
Porque es hora de no cargar lo que sobra
de pelear y rasgar lo que estorba
de ser más ligeros y hermosos
Porque los días se nos van
y seguimos
escindidos
ciegos
Y por eso aunque no quieras
hablaré de lo que ya no se dice
seré furiosa y flor
rebelde y febril
Porque mi voz y mis letras
son el color que hacía falta
en este nuevo mundo
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